viernes, 2 de mayo de 2014

MUERTE



MUERTE

A mi cuerpo te ceñiste
cuando yo llegué a esta casa; 
te vistes con mis vestidos
con mis zapatos te calzas,           
tu boca busca mi boca
tu cuerpo ansía mi cama         
y en el juego de la vida 
tu llevas la mejor carta.             

Cuando el hielo de tus ojos
se cruce con mi mirada,           
te afrontaré sin temor
pues tu ocaso no me espanta:    
dejaste que un largo sueño 
en un mar azul soñara              
siguiendo el cauce del río
hasta envarar a su playa. 
         
El día que te presentes
con las tijeras de plata           
cortando el punto y final
de mi vida en esta plaza;        
quiero música sonando
y que entre por la ventana     
el sol cerrando las lunas
de mis ojos con su calma        

Gusanos no me esperéis
pues mi carne será esclava
del océano profundo.
¿Seré un coral? ¿Seré un alga?
Algo de polvo en la arena,
o roca de alguna cala.

La Reyna Roja


MANO A MANO



MANO A MANO

Andamos por la vida mano a mano
compartiendo las penas y alegrías
en un mundo feliz, no muy lejano,
llenamos el zurrón de fantasías;
amigas en lo bueno, ¡era humano!,
y en lo malo, con penas nos unías.
Nuestras vidas carentes de esperanza
se funden en un mundo de añoranza.

Unidas remontamos la corriente
por un río carente de sosiego,
cada paso forjaba en nuestra mente
la fe del ganador en este juego
de la vida, que abre su presente,
a volverla a mirar, con fe de ciego.
Te dedico mi amiga las letrillas
que mi pluma esculpió sin maravillas.


La Reyna Roja

LA NOCHE





NOCHE

La noche es una bruja descocada
que con amor ofrece sus encantos,
se presta a pasear entre amarantos
sabiéndose tu perla deseada. 

Te abraza como dama cautivada

llevándote arrullado con sus cantos
a un mundo de gozo y de quebrantos
robándote tu alma enamorada.

Se adentra por la senda de tus venas
con un baile sensual, vertiginoso
y se ata a tu piel con las cadenas

de estrellas en un rito religioso.
Noche, eres la bruja que enajenas
llenando los momentos más hermosos.


La Reyna Roja

LA UNIÓN



LA UNIÓN

Nuestros cuerpos se unen esta noche
en una conjunción suave y callada
una noche de amor desesperada
que acabará sin llanto ni reproche
cuando de nuevo llegue la alborada
y cierre nuestro encuentro con su broche
separando de nuevo nuestras vidas
para volver a ser astros callados
vagando en soledad y condenados
a mirarnos de lejos y a escondidas.

La Reyna Roja




SAETA - PRIMAVERA -



SAETA    (decimas de cabo roto)

Hoy yo canto una sae-
al ministro de injusti-
que por su indulto es noti
a un banquero de gace;
que con gran tacha y peri-
falseaba la tarje-
y los Euros a roba-
aun cliente insatisfe
que se ha quedado maltre-
al ver que al pollo han solta-

La Reyna Roja


PRIMAVERA

¡Qué bonita la campi-
al llegar la primave-!
se respira por doquie
un aroma que encari-
y a mis pulmones alte-
el polen que me endi-
mi nariz es  estam
de manantial en deshie
mis ojos el desconsue
de tormenta y no escam

La Reyna Roja



SIN GRACIA


SIN GRACIA

Me despierto buscando una sonrisa
con un chiste que no me haya contado
pero mis neuronas se han perdido
y solo encuentro dos leones abrumados,
cansados de mirar siempre aburridos
el otro lado de la calle.
“Con lo bien que estarían en la estepa
y no aquí escuchando desvaríos
de una gran colección
de percebes podridos”,
insigne procesión de marionetas
bailando al tirón de hilo amargo
que les metió por el culo la coqueta
frau Angela de Deutschland
en colaboración, con el dios banco.
¡Que duro es sonreír sin ver la gracia,
de próceres lustrados de ignorancia.!
Mas no se puede estar siempre enfadado,
es gracioso pensar que quien te enfada
es aquel que con la honestidad del niño
te pidió la llave de la hucha
y tú se la tendiste con cariño.
Anochece, y por fin he encontrado,
ese chiste que no me había contado.

La Reyna Roja



MUERTE EN VENECIA

MUERTE EN VENECIA

Camino por tus calles con la bruma
de la inseguridad de mi cerebro,
perdido en la belleza del sonido
y con la ambigüedad de lo que siento.
¡Paraíso solad de mis pesares!
¿Qué padecer de amor has descubierto?
Un efebo y hermoso querubín
ha vuelto a despertar de nuevo el sueño
con una amarga inercia que me atrapa,
por canales de peste y de recuerdos.
Persigo su perfume cada día
y en sus ojos turquesa yo navego
dos mares que han abierto la pasión
cerrándome en un mundo de silencio.
Llamo a la vida, pero llega muerte,
me lleva entre sus brazos de este suelo,
envuelve con abrazos la tristeza
de mi vista perdida por su cuerpo.


La Reyna Roja