LA ESPINA Qué penosa fue la angustia cuando al tragar un bocado una espina descarriada y muy molesta al corazón ha llegado bailarina. Estabas tú, ¡vaya suerte!. Secas mi llanto con besos de tu boca que a cebolla huele fuerte, me derrite hasta los huesos y sofoca. La Reyna Roja
No hay comentarios:
Publicar un comentario