PERDIDO
Andar por el dédalo de tu cuerpo sagrado
buscando al minotauro dueño de mi locura,
en total abandono y embriagada ternura
desatando la furia del animal cerrado.
Borraré los dolores, que te dejó el pasado,
con intensa ansiedad romperé tu cordura
devorando la hiel y toda la amargura
encerrada en tu piel, conviviendo a tu lado
Me queman la pupilas, tus miradas ardientes
están acorraladas por un mar de deseos,
tu mundo se termina sin encontrar salida.
Te acuno en mis brazos sabiéndome inconsciente,
se acaba aquí tu mundo perdido en los paseos.
El dédalo, de muerte, ha marcado tu vida.
La Reyna Roja
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