GRAN CASTA
Navegando sin rumbo frente a Cádiz
sus aguas me confiesan la batalla
del Cabo Trafalgar. Con parca flota
los hispano franceses la cruzada
comienzan, sin pensar en el destino.
El agua se tragó cualquier bravata
al primer cañonazo desplegado:
quedando la contienda ya entablada
en un lance de tropas desiguales.
Cuatro horas que de muerte se descargan
llenando de dolor el ciego mar
escondiendo cada pena entre sus algas
de bravos y valientes luchadores.
Un combate perdido "que se gana"
cambiando así el futuro de la historia;
robó a Napoleón su gloria
extraña
y a Nelson hasta el cielo le encumbró.
Y la Armada valiente de mi
España
fue vencida a pesar de la bravura
de ancianos y noveles con gran casta.
La Reyna Roja
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