QUÉ BELLA CAPITAL
Amanece en Madrid y el sol se asoma
pues dos soles, no deben enfrentarse,
acuerdan no robarse los destellos
y compartir la ciudad que inspira al cielo.
Ciudad que bebe el viento
vertiéndolo en sus parques con cariño
da pétalos de rosas al Retiro
oro crepuscular al de Rosales
y a la Casa de Campo,
orgullo, calidez y gran frescura.
Sus calles, son diamantes de cultura
que llenan de placer al caminante
cuando a ellas se lanza,
bailando en el vaivén algo alocado,
del tráfico que agranda su belleza.
Fuiste y eres morada de poetas
musa de cristal que da a la noche
el alma de crisol y la alegría
del que mora y disfruta de tu suelo.
Tu eres el Madrid de bellos cielos
donde un día nacieron mis auroras,
por tus calles, mis alas me llevaban
bebiendo los aromas
de la gran multitud
que por tu asfalto,
saboreaban la luz de tu belleza:
y mi ego se inflamaba con orgullo.
Mi cuna se esculpió con tu arco iris,
colores de fusión entre las etnias,
las lenguas, las culturas,
y las clases, las opciones personales
el credo y el respeto,
a todo aquel que llega a nuestra tierra.
Mi tierra chica, mi alma,
mi campo entre colmenas
de edificios de piedra,
donde hierve la vida
que conforma mi
ciudad,
un bastión donde no se oculta el sol
ella es el sol, es alma, es vida
es mi Madrid. ¡Qué bella capital
La Reyna Roja