FRUSTRACIÓN
Mirando en el atril el lienzo, ausente,
pinceles con los puños apretados,
se le secan los óleos encerados,
sin tocar la paleta inconsecuente.
Imágenes, borradas de la frente,
se convierten en temas ya pasados,
y los ojos descubren extasiados
el dolor de la tela, lentamente.
No encuentra en los colores el lenguaje
que le plasme en el cuadro la palabra ,
solo escucha el silencio del paisaje.
Con torpeza destruye lo que labra
dejando la pintura sin mensaje
y en su boca, una risa muy macabra.
La Reyna Roja
Mirando en el atril el lienzo, ausente,
pinceles con los puños apretados,
se le secan los óleos encerados,
sin tocar la paleta inconsecuente.
Imágenes, borradas de la frente,
se convierten en temas ya pasados,
y los ojos descubren extasiados
el dolor de la tela, lentamente.
No encuentra en los colores el lenguaje
que le plasme en el cuadro la palabra ,
solo escucha el silencio del paisaje.
Con torpeza destruye lo que labra
dejando la pintura sin mensaje
y en su boca, una risa muy macabra.
La Reyna Roja
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