MUERTE
A mi cuerpo te ceñiste
cuando yo llegué a esta casa;
te vistes con mis vestidos
con mis zapatos te calzas,
tu boca busca mi boca
tu cuerpo ansía mi cama
y en el juego de la vida
tu llevas la mejor carta.
Cuando el hielo de tus ojos
se cruce con mi mirada,
te afrontaré sin temor
pues tu ocaso no me espanta:
dejaste que un largo sueño
en un mar azul soñara
siguiendo el cauce del río
hasta envarar a su playa.
El día que te presentes
con las tijeras de plata
cortando el punto y final
de mi vida en esta plaza;
quiero música sonando
y que entre por la ventana
el sol cerrando las lunas
de mis ojos con su calma
Gusanos no me esperéis
pues mi carne será esclava
del océano profundo.
¿Seré un coral? ¿Seré un alga?
Algo de polvo en la arena,
o roca de alguna cala.
La Reyna Roja