MI BOLY
Llegas a casa en esta mañana calurosa, perdido entre los brazos
de mi esposo, tan pequeño que no das reposo, como un bebe biberón tu nos pides,
mañana, tarde, noche, día a día. En mi fuero interno, yo pienso que no podrás
vivir, de tan pequeño.
Eres uno más de la familia: mi bolita de angora, dormilón
permanente, un gato señorito, exigente en el aseo y a la hora de comer un
sibarita, un perfecto gourmet, eres cojín en el sillón, paciente y tierno, un
precioso gatito de peluche que tiene vida propia y nos hace sentir niños
traviesos, jugando a la pelota por el suelo.
Corre el tiempo y nuestro Boly ya es don gato, intrépido
galán, ligón del vecindario, que hace estragos entre las féminas que rondan los
tejados y esto más de un susto le está causando. En una de sus rondas, un perro
le ha marcado como presa, haciéndole correr y en su locura en el coche se
esconde al lado del motor y solo por sus maullidos se ha salvado. Esta vida de
Don Juan le ha pasado su precio y hoy de
nosotros se ha alejado. Ha salido a dar su paseo matutino, ya es la medianoche
y a casa no ha llegado.
La Reyna Roja
No hay comentarios:
Publicar un comentario