jueves, 23 de enero de 2014

MI BOLY




MI BOLY

Llegas a casa en esta mañana calurosa, perdido entre los brazos de mi esposo, tan pequeño que no das reposo, como un bebe biberón tu nos pides, mañana, tarde, noche, día a día. En mi fuero interno, yo pienso que no podrás vivir, de tan pequeño.

Eres uno más de la familia: mi bolita de angora, dormilón permanente, un gato señorito, exigente en el aseo y a la hora de comer un sibarita, un perfecto gourmet, eres cojín en el sillón, paciente y tierno, un precioso gatito de peluche que tiene vida propia y nos hace sentir niños traviesos, jugando a la pelota por el suelo.

Corre el tiempo y nuestro Boly ya es don gato, intrépido galán, ligón del vecindario, que hace estragos entre las féminas que rondan los tejados y esto más de un susto le está causando. En una de sus rondas, un perro le ha marcado como presa, haciéndole correr y en su locura en el coche se esconde al lado del motor y solo por sus maullidos se ha salvado. Esta vida de Don Juan le ha pasado su precio y  hoy de nosotros se ha alejado. Ha salido a dar su paseo matutino, ya es la medianoche y a casa no ha llegado.

La Reyna Roja

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