EL PUERTO
La noche va cayendo lentamente
y lo lejos se enciende en el camino
la luz que delimita tu destino
mientras luchas y llamas a tu mente
Deambulas con la sombra de la muerte
batiéndote en un mutis asesino
te agarras a la fe del peregrino
y la niebla se aleja displicente.
Despiertas con la luz que da el amor,
el abrazo del sol y la belleza
de encontrar en la playa su calor.
De nuevo sobre el barco, sin temor,
surcando las tormentas con firmeza
al abrigo de un puerto protector.
La Reyna Roja
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