que sin llamarte, me dieron,
la que al mundo me uniría
sin enseñanza en el juego,
a la que llegué llorando,
en la que vivo aprendiendo,
que a veces corro parando
y otras pararé corriendo.
Vida que a veces me hieres
con heridas del destino,
con las que tú me transfieres
el rumbo de mi camino,
que vivo con lucha intensa
reteniendo lo mejor,
días de alegría inmensa
pero también de dolor.
Por amor tengo yo vida
y ella, a amar me enseñó,
es la enseñanza aprendida
que su escuela me dejo,
sin este, la vida muere
es solo tiempo baldío,
sin sentido que te uniere
a ella. ¡Todo queda vacío!
La Reyna Roja
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