Y DUELE
Y duele la ignorancia del destino,
la injusta soledad del suficiente,
la innoble insensatez del inconsciente
el lento caminar del peregrino.
Y duele la tormenta del camino
blandida por la vara del paciente,
doblada por la furia del creyente,
que acobarda al incauto y al cretino.
Y pierde en la pelea la conciencia,
aquel que se acobarda en la batalla
del mordaz que se siente dominante,
mostrando su pericia en apariencia,
con dotes que superan la medalla
al mejor mequetrefe rocinante.
La Reyna Roja
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