Cambiaste el sufrimiento por descanso
La Reyna Roja
la vida descarnada, abandonaste
cansada... ella no te dio buenos momentos
tu huida, fue la huida hacía la paz.
Diciembre, fue el momento de partida
silenciosa, como fue siempre tu vida
sin adioses, sin quejas y dormida
volaste tú hacía el cielo madre mía.
De mi mente, tu recuero no he borrado
fuiste el espejo donde siempre me miraba,
tú, me ofreciste libertad, amor y calma.
Tenías que dejarme ¡y lo sabias!
Silenciosa, después de un beso te dormiste,
no quisiste, que sufriera tu partida.
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