El sonido de fondo en el rompiente
los cuerpos enterrados entre la arena
cambiando el anochecer sombrío
transformando tinieblas y silencios
en túneles que cortan el trasiego
de la distancia de uno y otro cuerpo.
Sensaciones que despliega el cerebro
a mundos que jamás imaginaron,
gotas que desciendo por el cuerpo
salobres como el agua de la orilla
guiadas por manos que las llevan
por los caminos, al pantano de la vida.
Los cuerpos que se preguntan ¿por qué?
descienden hacia el fondo de los sueños
entre música y olas de placer
que despierta poesía en el recuerdo
inspirada en el silencio de las
musas en su huida del palacio de Pireneo.
Soñaba entre sus brazos que era Erato
musa erótica y sensual. O Calipe,
que iluminaba con sus manos la poesía
producida por el goce de los besos
en el cuerpo. Hundiéndose en la arena
que callaba los gritos de su nombre.
Arrastrados entre gozos por el mar
a las hondas tempestades de su fondo
mecidos por las burbujas que dejaban
sus suaves suspiros en el agua
con sísmicos movimientos submarinos
por la erupción de los volcanes liberados...
En la playa despertaron ateridos
la marea los abandono en la orilla
apagado ya el volcán del desvarío
de una noche enterrados en la arena
sus cuerpos anhelantes del cariño
que su amor no había consumido.
La Reyna Roja
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