HIPATIA
Eras faro iluminado
en la ciudad que habitabas,
de ciencias todas gustabas
y guardabas su legado.
Vástago de Alejandría
que con tu verbo enseñabas
y en tu enseñanza crecía
Ptolomeo y sus estrellas.
Y el mundo se enriquecía,
¡Pero borraron tus huellas!
Fueron las ideas el odio
y el veneno de asesinos,
de tu belleza custodio,
con corazones de espinos.
Hipatia, mujer hermosa,
ancha libertad del mundo.
¿Qué locura lastimosa
te arrebató en un segundo?
Sigue ardiendo aún el fuego
que al hombre le dejó ciego.
La Reyna Roja