Llegaste por la noche con la luna,
llamando a la ventana
y alumbrando mi vida cotidiana
con tu sonrisa alegre y oportuna.
Vi el mundo de tu mano,
el monte y la tibieza de una cueva,
caminar por el valle,
oler sus flores y dormir al rellano.
Por la noche, poder soñar colores
y volar muy lejano
subida en una nube de ilusiones
al país donde nuestros corazones
puedan echar raíces.
Si la luna nos deja ser felices,
a repetir me atrevo
y pedirte volver a amar de nuevo.
La Reyna Roja
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