¡¡PACIENCIA!!
Se ha apagado la vela en mi pecho,
abatido y triste;
agoniza mi calma acabando
por sentirme libre
de la mala conciencia, la prisa
y el mal que me impide
adoptar la paciencia, deseo
de aquel Job sublime
que con tanto estoicismo la calma
en el tiempo esgrime.
Es posible agradar con la risa,
y si la impaciencia
atenaza romper la razón,
llénala con aire,
que se pierda en el cielo y no vuelva
a dañar a nadie.
La Reyna Roja
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