Apostado en las almenas entre torres de colores
como serpiente tu cuerpo por el sendero de cuero
van recorriendo el camino, descansando a cada tramo
saboreando secretos que esconde todo tu cuerpo.
Buscando cada recodo entre las raíces, a tus pies enroscándose
en los tallos de tus piernas anhelantes que soportan el amado tronco,
por el que sube explorando cada cueva, cada curva, cada cumbre.
Parando entre los arroyos bañándose en el deseo ahogándose
en los lagos embriagado de placer extasiado en la sombra de tu vientre fecundo
sucumbiendo en el pecado del amor casi prohibido.
Sin pudor, sigue enroscado subiendo hasta las cosechas de los frutos ya maduros.
En la copa de tu cuello libar el néctar sagrado el jugo dulce del fruto de tu boca
cuando ansiosa y deseosa te espera.
Tus manos como serpiente enredadas en el talle de su tronco
ya cedido al envite de tu fuego atravesando tu cuerpo
hasta la raíz profunda deja la lluvia de su nube explotando
como el trueno, alumbrando como el rayo.
La Reyna Roja
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