LADRÓN
Quitaste de mi dedo la cadena
con engaño vivaz, ladrón salado,
llevándola contigo al otro lado
del mundo y del espacio; a la condena
de tu océano, ocultando en la arena
de tu fondo su brillo. Te has llevado
mi luz entre las olas y he quedado
esperando tu vuelta, con la pena
de saber que volver, no has de volver,
que encontraras amor en otras manos.
Un amor que se siente a contemplarte
y se deje arrastrar por tu querer
prendada su alma en tus cercanos
requiebros y poemas… Hasta amarte.
La Reyna Roja
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