MI ÍDOLO
Te despiertas del sueño como hace al alba el gallo,
te levantas de un salto, con la prisa del rayo,
comienzas la jornada sin tiempo de desmayo,
la vida no la vives, eres de ella vasallo.
Con tus manos callosas recompones el nido,
alimentas la prole, velas cada quejido,
cuesta abajo se pierde tu deseo vencido
envuelto entre la niebla y en sudores fundido.
Pero, a pesar de todo, disfrutabas la vida,
en tu boca la risa no era nunca vencida,
fuiste siempre el espejo y eres, madre querida,
el ídolo perfecto sin ti vivo perdida.
La Reyna Roja
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