TEMPESTAD
Eres la tempestad, que llegó tras la calma,
el viento huracanado que atravesó la noche
rompiendo los cristales que encerraban el alma,
barriendo con tu fuerza hasta el último reproche.
Tu fuego conseguía prender la luz del faro,
relámpagos y truenos rugían en el cielo,
las nubes caudalosas se unían sin reparo
al viento; trasladando luces de terciopelo.
Llegaste con la noche y encendiste la luna,
sembraste con estrellas la tierra seca y fría,
llenando de colores los lienzos malicientos.
Eres la tempestad, que llenó de fortuna,
el triste atardecer del jardín que moría,
despertando la flor, sembrando sentimientos.
La Reyna Roja
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