MÚSICA INCORPÓREA
La belleza incorpórea de la música
se acerca por el aire, llenando de calor la soledad. Te desbordan sus notas, te
abrazan, te transportan sin alas a su mágico mundo y te invitan a soñar.
Canta música sin voz, siguiendo el
compás de los violines que bailan sin descanso mirando a la guitarra soñadora y
tañe sin parar las huecas cuerdas, de un bayo abrazando los acordes, que el
órgano despliega por el viento, un raudal de placer y sentimiento uniéndose a
la voz de una coral.
Música, que levantas la voz danzando
alegre en brazos de la nada, que vas enamorando al mundo, regalando al son de
tu alegría, sueños, deseos, pasiones, escuela de poeta y pintores, haces que el
cuerpo tiemble, el alma llore y el corazón despierte con tu encanto.
Cuando tu voz se escucha, cesa el
viento y cesa la tormenta y calla el trueno, la humanidad se rinde a tu belleza
sin rastro de rubor ni ambages, aplaude cada una de tus notas ya sea en un
concierto, o en el bello canto de las aves.
Paseas por el mundo misteriosa, solo
notas simbólicas nos muestras de tu cuerpo, eres doncella vanidosa envuelta
entre tules de deseo, la ninfa de los vientos, una flor de pétalos de fuego que
desprendes en el aire, los aromas que atesoras en tu cuerpo.
La Reyna Roja
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