LA COCINA
Me muevo por sus fuegos
mirando sin mirar a los objetos
que son mis aliados.
A ritmo fácil, a veces hasta alegre;
bailo con el son palpitante del silbido
que sale de su orquesta con notas invisibles
y mis lengua se funde en el vapor
cuando entro probar sus magras carnes.
Me envuelvo entre flores casi ajadas
y ciño cadenciosa mis caderas
evitando las gotas aceitosas
que vuelan traicioneras a por mí.
La Reyna Roja
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