TRONCO VIEJO
El ayer ya murió
sin darle tiempo al tiempo
dejando un corto espacio al mañana;
un manantial de brumas,
fugaz memoria ardiente.
Tic, tac, tic, tac, marca los minutos el reloj
y acuna sutilmente a la nada
lejana, ambigua,
mientras llama al ocaso
sin querer y esperando
la sombra del otoño.
Sin mirar el final,
ciñe cada minuto al día
viviéndolo hasta el filo del abismo,
mientras la vida dure
y la noche no entre en la memoria
la vejez es vida, es espíritu,
es tronco viejo que soporta el viento
mirando ya sin miedo el horizonte.
La Reyna Roja
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