VEJEZ
Perdidos en el envés de la memoria
los días han pasado,
se han ido alejando con el viento
dejando que la brisa
ocupe ahora su lugar
en el presente otoño
y mezcle los recuerdos,
los sueños, las conquistas,
los honores.
Se escapó la niñez,
la juventud vistió sus bellas alas
y se perdió una la noche
jugando con la luna
y el hombre que llegó,
dejó sus huesos
entre llantos y cantos
trabajo y risas.
Ahora ya la nieve
va cubriendo sus sienes,
el camino se ha vuelto
angosto y encumbrado,
los hueso crepitantes,
se quejan afligidos,
el invierno se cierne
como un yugo a su lado.
Se sienta bajo el porche
a ver correr el tiempo,
apurando tranquilo
las gotas de su vaso
antes que su sol se apague
y en un suspiro la parca
le cubra con su manto.
La Reyna Roja
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