Eres rayo en la noche, trueno en la lejanía.
Eres el campo donde gravita el amor que
se quedó anclado, convirtiéndose en nostalgia.
Pensar... No pensar, seguir pensando
estar colgada en el limbo de los justos,
donde poder dormir a paz de los nonatos.
No pensar que el tiempo va moliendo
las pocas ganas de vivir la vida inexistente.
Abandonar, dejar de sentir que sigues viva.
Dormir, dormir la primavera entre los prados
de margaritas malvas y amarillas
no despertar, soñar. Seguir soñando.
Te vas invierno desolador, dejando atrás
la fuerza que ejercías, te fuiste en el tiempo
pero no del cuerpo, dejaste el frío muy dentro.
Entraste en el desierto del alma,
enfriando en las noches las rocas existentes
y ahora las calientas haciéndolas arena.
Sólo arena y soledad en el camino
del frio desierto en las noches estrelladas,
y la esperanza de una nueva primavera.
Se necesitará toda la primavera y quizá...
muchas más primaveras para volver a sentir
el calor que da la vida, ¡o dejar que la vida acabe aquí!.
La Reyna Roja
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