EL
METRO
Ríos
de hormigas, túneles inciertos,
vagones
que acogen todos nuestros sueños,
caras
soñolientas, deseos guardados,
caminos
que llevan a desandar lo andado.
Cada
año, cada mes, cada semana,
cada
mañana en el mismo tren
a
la misma hora las mismas miradas,
calladas
furtivas con ojos cansados.
Sueño
acumulado acuestas cargado,
los
ojos esquivan mirar a los ojos,
el
suelo es imán para las miradas,
demasiados
extraños, para tus entrañas.
El
túnel le muestra camino al gusano,
este
lentamente se van bifurcando,
en
cada estación entran caras nuevas,
se
van alejando las que estaban cerca.
Me
ha llegado el turno en esta que quedo,
bajo
bostezando al anden de nuevo,
me
empujan empujo subo la escalera,
me
mezclo en la ola de hormigas viajeras.
El
túnel parece un canal inmenso,
oyes
que una música llega desde lejos,
alguien
ha empezado pronto la jornada,
cruzas
su camino, algunos se paran.
La
música anima el andar cansado,
los
pies van marcando el ritmo en sus pasos,
va
quedando lejos casi ni se oye,
atrás
está ya el vientre profundo.
Miles
de personas cada día viajando,
sin
verse las caras ignorando el paso,
se
cruzan día a día, ignoran sus pasos
el
cuerpo esta dentro, el alma, volando.
Jornada
que acaba, de nuevo el gran túnel,
hormigas
que sufren el escaso espacio,
los
trenes que agolpan los cuerpos cansados,
las
mismas miradas, los mismos extraños.
La
Reyna Roja
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