domingo, 18 de marzo de 2012

MI DEUDA





MI DEUDA


Mi llegada a casa, después de un largo día, con el humor caminando por los suelos, al abrir la puerta me transformo. ¡con una rosa en la mano, está frente a mi!.
En la mesa la cena está servida, unos pocos manjares, algo  ligero.
Unas fresas dan color al continente en una  cubitera, champaña y hielo.

Abres con suavidad la botella, acariciando sus curvas sensuales
como si de mi cuerpo se tratara, la miras con ojos de enamorado.
Atrapas  una fresa con tu boca, que colocas en mi boca con un beso
en mi mano pones amante la copa, me dices... brindamos  por mi, por mi regreso.

Me propones... cierra los ojos ¡Te he preparado una noche de ilusión!
voy a tapártelos y el mundo, girará con nosotros, a nuestro son.
Me abrazas por detrás, con suave pañuelo negro, tapas mis ojos, yo le dejo hacer.

Vas desnudando mi cuerpo y en cada hueco, vas dejando un beso de recuerdo. Pones sobre mi piel un camisón de raso negro que has comprado para esta ocasión.
Agarras mis manos, tiras de ellas, hasta dejarme de pie en la bañera,
el agua caliente me estremece y a mi nariz llega un suave aroma a rosas.
Desprendo de mis ojos el pañuelo y el espectáculo me deja silenciosa.

Una nube de pétalos de rosas cubren la superficie, entre la espuma cientos de velas alumbran el recinto, sombras  fantasmales caen en la bañera. Sobre mi cabeza el agua tibia moja mi camisón, lo pega al cuerpo
tu cara ya es la imagen del deseo, entras conmigo a calmar tu anhelo.

Comienzas a templar con las caricias, sigues sobre mi cuerpo palpitante
y con tu sabio besar apasionado, me haces desfallecer entre las rocas.
Nuestros cuerpos nadan al compas, de la música que suena en mis oídos,
de amor a punto de morir y del gozo que ha inundado los sentidos.

Esta es nuestra noche en el recuerdo, no quites el tapón de la bañera,
cenamos con el susurro de la música, sólo ha sido el comienzo, la noche espera.
Espera nuestros años ya pasados, en los que la rutina acampaba en el camino, espera poder decirte entre sollozos, lo corto que contigo fue el camino.

Es la noche divina que te debo, por estar en la distancia algo perdido, es la noche divina que me debes, por dejar que la rutina, siguiera su camino.
Nuestra noche, por se aniversario de las horas que pasamos alejados, de los días que no supimos vernos y del tiempo que nos queda por amarnos.

La Reyna Roja.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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