LA SENTENCIA
Su cuerpo encorvado por
el peso
que soporta la espalda
como esclavo,
los ojos desafiantes,
miran bravo,
el camino cerrado sin
regreso.
Miradas que interrogan la
mirada,
esperanza perdida en los
sollozos ,
pensamientos rasgados hechos
trozos,
cayendo por la vida
abandonada.
Avanza por la espalda la
sentencia
duramente enraíza los
sonidos,
el tic, tac, machacando
los oídos,
como garras, sujeto sin
conciencia.
Con desprecio taladras la
coraza,
a la angustia la vuelves
alimento,
sin entrar en la boca más
sustento,
que el dolor lacerante de
la maza.
Eres la sombra oculta en
una sombra,
oscureces la luz de la
espesura,
despojas de ilusión a la
aventura,
hundiendo sin piedad a
quién te nombra.
Estas en tu burbuja
acorazada,
tu atalaya de gloria bajo
el cielo,
no quieres entender que
en este suelo,
sin el resto del mundo…
no eres nada.
La Reyna Roja
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