SIN DUELO
El pulso se acelera desbocado,
su enérgica reserva se dispara,
despacio, la cabeza gira al lado,
sigiloso, algo sale de la jara.
María espía el curioso movimiento,
del animal que a ella se encamina,
queda petrificada en el momento,
soy su almuerzo, quizá su golosina.
Despacio se desplaza por sus piernas,
escalando su efigie lentamente,
se enreda en su cintura con maternas
caricias sobre el cuerpo que no siente.
La mira desmayada sobre el suelo
se ha acabado el festín por esta noche
la batalla se ha perdido. El duelo
sin rival no ha existido ¡Qué derroche!
La Reyna Roja
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