Paseando tus calles alfombradas
de coches, luces, ruidos estridentes,
puedo ver tus historias que latentes,
se refleja como un film en las miradas.
Tu vorágine absorbe cada paso,
me adentro en la belleza de tus calles,
arranco de su suelo los detalles,
escucho de sus piedras cada caso.
Y ya en el de las letras me sumerjo
soñando con los grandes escritores,
vivieron y escribieron las mejores
historias literarias; ahora emerjo
persiguiendo el Quijote con su historia
que en una de estas calles fue parido,
imprenta que no existe, se ha perdido,
de recuerdo dejaron vana, gloria.
Continúo en busca del pasado,
entro en Puerta del Sol, neuralgia viva
del barrio de los Austrias que cautiva
con su Plaza Mayor lugar sagrado.
Plaza del Arrabal y la cebada,
las calles de Bailén y de Toledo,
el Palacio Real, allí me quedo
mirando sus jardines extasiada.
Estrechas y empinadas callejuelas
del barrio Lavapiés y la Latina,
llego a Atocha, Vallekas la divina,
isla de razas, credos... acuarelas.
Despacio a mis recuerdos voy llegando,
el barrio de las Ventas mi refugio,
un lugar celestial sin subterfugio,
las notas de clarines van volando.
Madrid, ciudad de España en que nací,
un crisol de esperanzas y culturas,
tus museos belleza en las alturas,
y tus noches, ardiente frenesí:
Hacen de ti ciudad cosmopolita,
donde se acoge siempre al caminante.
A veces indolente y estresante,
pero siempre mi amor, mi favorita.
La Reyna Roja
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