domingo, 8 de abril de 2012

AIRE



AIRE

 Aire que agitas la falda en la ribera del mar
 te llevas los sentimiento, los disuelves en la sal
 mirar tu color azul, tu espuma blanca que rompe
 en el malecón del alma, en el rincón de la noche.

 Un día fuiste la luz, la que alumbraba la vida
 al siguiente te fuiste, la noche apaga la alegría,
 entre uno y otro día, su vida fuiste marcando
 para que en la lejanía alguien la fuese buscando.

 Volvió de nuevo a la mar, a cerrar viejas heridas,
 las cicatrizó la sal, la lluvia, el agua, el tiempo,
 en las aguas se refleja, la alegría del regreso
 sabiendo que ya no busca, tu cara en el reflejo.

 Ya no te llama ni espera, de eso ya se ha curado
 mira sólo al horizonte y te dice, ¡adiós amado!
 llegaste sin avisarla, te fuiste sin hacer ruido,
 ligaste con ataduras, tu cariño y el olvido.

 Incoherente y vacilante, sólo fuiste un maremoto
viniste con la marea, te fuiste con la resaca,
 sentada sobre la arena ella espera tu llegada,
 hasta comprender un día, que solo eras una farsa.

 Que eres viento que ahora viene y que mañana se va
 que nadie sabe quién eres, ni tampoco donde vas,
 que hoy abrazas la playa y mañana la destruyes
no sabes parar a tiempo, no paras sólo lo obstruyes.

 Eres el viento del este, que vas hacia el oeste
 cambias tantas veces, que tu nombre enloquece.
 Ahora eres de levante, luego serás de poniente
 volverás siendo Siroco y Tramontana más tarde.

 Ella ya se ha vuelto roca, anclada fuerte en el suelo
ya no la duelen tus aires ya no sufre con tus vuelos
 no puedes causarla daño, ella, ya se ha endurecido
aguantando tus embates y tus locos desvaríos.

 La Reyna Roja

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