GRITOS
Sin voz grito en el silencio
de la sorda intransigencia
de no seguir contemplando
la derrota que se apresta
al llegar de nuevo el alba
a la oscura sordidez
en la que estoy encubierta.
Sin gritos, grito al silencio
para que escuche mi voz,
que grita desde el desierto
del corazón encerrado
dentro del caparazón
de la soledad profunda
del pozo de la razón.
Muda voz de la conciencia
que apagas el grito mudo,
sin que llegue a desfogar
de mi cuerpo hacía el abismo
por donde puede vagar
hasta encontrar el camino
de mi callada agonía.
Eres el grito callado
con el que llamo a tu puerta,
desde que el silencio cruel
selló mi garganta seca
para que tu no me oigas
clamar en la noche oscura
que tu amor fue mi locura.
Callar el grito apagado
que no volverá a salir
de mi cuerpo desgarrado
por que prefiere morir
a seguir con el dolor
de escuchar ahogadamente
tu boca diciendo adiós.
La Reyna Roja